noviembre 16, 2005

BRISTOL USED TO KICK ASS

Apenas unos días ausente y me montan un jaleo insoportable. Cómo son.
Pues eso, que no se alarmen. La Pedante estaba disfrutando de unas merecidísimas vacaciones después del agotador ejercicio de comunicación que han supuesto los once post que preceden a este. ¿Agotador? No se confundan, mis geeks wannabes y gadgetófilos diletantes de mierda, estas reflexiones epistolares que ven no me requieren el más mínimo esfuerzo mental, pero como sabrá cualquier felatriz que se precie, mirar hacia abajo durante mucho tiempo marea.
Sueñen con una vida mejor.

El destino de mi reposo otoñal no ha sido ni más ni menos... lo adivinan?
Tokyo? Estambul? Glasgow? Connecticut? ha-ha-ha, son ustedes descacharrantes.
Una vez más, se equivocan: MADRID.

Así es, la capital de su pais. Si bien es cierto que fue la ciudad que me vió nacer y que fuede mi residencia durante 21 años, siempre quedan nuevos rincones por explorar, nuevos sitios por conocer... Uno de los lugares que he frecuentado es una nueva galería de lo-fi art en la que tienen la fabulosa costumbre de ofrecer a sus visitas VIP una generosa copa de vino. He de decir que no recuerdo haberme llevado a la boca un rosado tan delicioso desde aquel cunnilingus a aquella menor en Praga.

Otros lugares que el destino ha tenido a bien cruzar en mi camino han sido el estadio del Moscardó, Gran Vía y la plaza de Callao. Realmente asombroso. No recordaba parajes tan pintorescos desde aquel loco interrail que hice empapada en ácido con 13 años.

Todo lo bueno se acaba, pero siempre es un placer guardar pequeños flyers para recordar lo bello y evocador de aquellos días que hoy parecen lejanos.

En el fondo soy una melancólica.

Soy una melancólica.